martes, 15 de julio de 2008

Dice el dicho...

"Cuando te toca, ni aunque te quites... Cuando no te toca, ni aunque te pongas..."

Siempre había pensado que esta frase aplicaba a cualquier siniestro que ¡uuuf!, implicara vida o muerte, pero ahorita lo recuerdo cuándo la serie de eventos desafortunados influyeron para no poder evitar, lo precisamente inevitable.

Hoy, después de no sé cuánto, me vengo enterando del por qué de una falsa acusación en mi contra. ¿Qué le dije a esa persona? Mira, no importa ya, pasó lo que tenía que pasar y punto. Y así fue todo... la enfermedad de mi hermana, la graduación de mi sobrina, mi hernia discal. Todo confabuló en un mismo punto en nuestro espacio y tiempo para que pasaran las cosas de la manera en que pasaron. Al principio no me explicaba el por qué, el cómo, el cuándo, el de qué manera había sucedido todo; en un abrir y cerrar de ojos se terminaba la vida que quería, la que había vivido desde aquel 06/09/05 y la que supuestamente continuaría hasta que la muerte nos separara. De repente te encuentras parada en el desierto, sin espòso, sin mascota-casi-hija, sin casa, sin futuro, sin planes, sin todo, con nada.

Tal vez nuestro destino no era seguir juntos, es más, ni siquiera me atrevo a dudarlo. Nuestro destino era definitivamente no seguir juntos. Pasé los mejores dos años y casi 10 meses de mi vida, algo más que no dudo. Y, aunque recordar es vivir, no se puede vivir de recuerdos, habré escuchado por ahí alguna vez. Mientras, no podría negarlo aunque quisiera, lo extraño... aunque sé que no volverá.



Es Todo - Alejandro Filio

La tarde, la alborada, dos palabras, unas manos
que se sueltan, tu mirada y un adiós;
la lluvia, mi silencio, tus recuerdos, unos pasos
que se alejan y este amor que terminó.

Es todo lo que puedo recordar
de aquella despedida, aquel final.
La gente que camina, mil espejos en la tierra,
alguna iglesia y frío a mi alrededor.

Un árbol que se queja, dos palomas que se mojan
un anciano que camina, un reloj,
la luna que se asoma mientras el sol agoniza,
una pareja que se besa, un vendedor.

Es todo lo que puedo recordar
de aquella despedida aquel final.
Un algo que me dice que esta vez es para siempre
y esta lluvia que acompaña mi dolor.

Tu cuerpo que se esfuma entre las gotas que revientan,
el olor de lo mojado, un vendaval,
las hojas que te siguen como pidiendo que vuelvas
pero es claro que esta vez no escucharás.

Es todo lo que puedo recordar
de aquella despedida aquel final.
Y mientras todo llueve yo me alejo y me pregunto
si algún día te conseguiré olvidar.

1 comentario:

Hezkybel dijo...

Pues Tania, lo hecho, hecho esta!. yo no creo en esas cosas como el Destino, yo mas bien creo firmemente en que Dios tiene un plan maestro en donde todo esta perfectamente acomodado, y a veces nosotros lo queremos desacomodar y Dios nos regresa a el. Dejate en Dios y veras que todo saldra bien!..

saludos!